El Maestro Philippe nació en Rubathier en 1849 y murió en L´Arbresle en 1905. Todos los que lo conocieron quedaron absolutamente marcados, en el mejor sentido. Su simple presencia, su actitud, su ejemplo, sus palabras, su energía conseguían cambiar la vida de los otros. Sin embargo él se consideraba más pequeño que la mayoría, y al ser más pequeño recibía dones especiales: de curación de cuerpos y almas. Él era, según sus propias palabras: "el perro del Pastor", es decir, el humilde ayudante de Jesús, y en eso, en nada más y nada menos, se resumía su vida.
Quiso ser discreto para no perturbar su tarea y cumplirla. Influyó en talentos de su época, en gente sencilla y en reyes, pero quiso permanecer en la discreción. Ésa es una de las razones por las que apenas es conocido. Pero no importa. Las personas somos lo de menos, importa lo que hacemos y que esa labor dé vida a los otros, transforme en vida y en amor, la muerte, la enfermedad, el dolor, el odio.
A su muerte, su tarea fue continuada por su discípulo más cercano: Jean Chapas (1863-1932). De una gran humildad, continuó sin fisuras con la obra y el ejemplo de su Maestro. Curando cuerpos, curando almas, ayudando, amando. Jean es también un modelo para todos. La semilla de la enseñanza de ambos es simple, es un recordatorio del Evangelio: "Ama al prójimo, como a ti mismo".
Bibliografía:
- En francés: "Vie et enseignement de Jean Chapas". Editorial Le Mercure Dauphinois. Grenoble 2006.
- En español: "Vida y palabras del Maestro Philippe". Editorial Escuelas de Misterios. Barcelona 2003